La universidad es uno de los mayores cambios de nuestras vidas. Allá por finales del bachillerato tocaba elegir una carrera y un lugar para vivir. Nosotros, como muchos de lo que leeréis esto, decidimos venirnos al San Agustín. ¿Quién no se acuerda de su primer día? Desde ese mismo momento hemos tenido la suerte de conocer personas maravillosas y compartir nuestro tiempo, nuestras risas, nuestro dolor, nuestras lágrimas y nuestras alegrías día tras día: las largas conversaciones en los sofás, las tardes al sol en la piscina, las visitas a esos lugares recónditos de Madrid, las noches en las que hacía de demasiado calor para dormir y apetecía más quedarse en el patio, entre otras muchas cosas.
No podemos olvidar las semanas culturales, los fines de semana temáticos, los torneos de mus, las exposiciones de fotografía, los partidos de rugby y una lista sin fin de actividades. Pero, ¿qué tienen en común todas ellas? Nosotros, los colegiales, somos quienes las organizamos a través de las Comisiones. Al principio la palabra Comisión es algo de lo que se ignora su significado hasta que se vive. Una Comisión conlleva esfuerzo, sacrificio y dedicar parte del tiempo de uno mismo a los demás.
Sin embargo, tienen algo inigualable y que hay pocas cosas con las que se puede comparar: ver como aparecen sonrisas en la cara de los colegiales al disfrutar de una obra de teatro que ha sido un largo trabajo de meses, la música que resulta de los magníficos cantantes, guitarristas, pianistas y saxofonistas que tenemos por vecinos, los comentarios del artículo de revista que atrae la atención de todo el mundo escrito por la pluma que vive en la planta de arriba, el director de videoclips y sus actores que versionan una canción con enorme talento y la fotografía que muestra a todos los colegiales juntos. Porque el Colegio, nuestro SanAgus, no son los ladrillos, las ventanas ni el suelo.
El Colegio se construye y se sustenta en los pilares de todos aquellos que aportan su compromiso, contribuyen a que crezca y que trabajan por mantenerlo. Por fortuna, hemos logrado muchas cosas juntos y esperamos que muchas más estén por venir en los próximos cincuenta años.